Lamentablemente a tres meses de la trágica muerte de Emiliano Sala sobre las aguas del Canal de la Mancha, el golpe de nocaut recayó esta vez sobre Horacio, su papa, a quien el trajinado corazón le dijo basta a las 5 de este viernes. Un preinfarto lo invitó a llamar a la emergencia médica pero, a la llegada de la ambulancia, poco había para hacer.
No pudo superarar la muerte de su hijo. La ansiedad por encontrarlo, la agonía, la desesperanza, la búsqueda del cuerpo, desgastaron ese corazón de 58 años que se vio vapuleado y que eligió decir 'hasta que llego' en Progreso, la pequeña ciudad santafesina que vuelve a ser noticia.
Julio Muller, el intendente, hizo las veces de portavoz familiar en diálogo con Radio La Red: “Este año no deja de sorprendernos con las malas noticias en el pueblo. A las 5, me llamó la pareja de Horacio porque estaba muy descompuesto. Vivimos a cuatro cuadras de su casa. Cuando llegué estaban los médicos. Pero ya había fallecido”, dijo el pope comunal. “Emiliano tenía dos hermanos: Romina y Darío. Romina está trabajando en la ciudad de Santa Fe y Darío vive con la mamá. Horacio lo hacía en Progreso con su pareja. Nunca pudo superar lo de Emi. Muchos cerramos un círculo cuando lo encontramos. Pero ellos no: que saber que el piloto no podía viajar, que entre los clubes se pelean para ver quién lo paga o quién lo cobra... Eso no cierra nunca”, aseguró Muller.
No pudo superarar la muerte de su hijo. La ansiedad por encontrarlo, la agonía, la desesperanza, la búsqueda del cuerpo, desgastaron ese corazón de 58 años que se vio vapuleado y que eligió decir 'hasta que llego' en Progreso, la pequeña ciudad santafesina que vuelve a ser noticia.
Julio Muller, el intendente, hizo las veces de portavoz familiar en diálogo con Radio La Red: “Este año no deja de sorprendernos con las malas noticias en el pueblo. A las 5, me llamó la pareja de Horacio porque estaba muy descompuesto. Vivimos a cuatro cuadras de su casa. Cuando llegué estaban los médicos. Pero ya había fallecido”, dijo el pope comunal. “Emiliano tenía dos hermanos: Romina y Darío. Romina está trabajando en la ciudad de Santa Fe y Darío vive con la mamá. Horacio lo hacía en Progreso con su pareja. Nunca pudo superar lo de Emi. Muchos cerramos un círculo cuando lo encontramos. Pero ellos no: que saber que el piloto no podía viajar, que entre los clubes se pelean para ver quién lo paga o quién lo cobra... Eso no cierra nunca”, aseguró Muller.
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