River y Boca están en un Brasil convulsionado

Si bien ir a definir el pasaje a la final de la Copa Libertadores a tierras hostiles es algo complicado, River y Boca llegaron a Brasil en medio de un clima electoral más caliente que nunca. Jair Bolsonaro fue electo presidente con poco más del 55% de los votos en el ballotage y en las calles se vive una tensión pocas veces vista.

Ultraderechista, capitán de la reserva del Ejército Brasileño y con el lema de “hacer una limpieza nunca antes vista en Brasil”, el candidato del Partido Social Liberal llega para imponer mano dura y una lucha abierta contra el crimen y la corrupción. De hecho, en las celebraciones de anoche las Fuerzas Armadas desfilaron por las calles de distintos estados y fueron el eje de los festejos.

Con un marcado discurso homofóbico, xenófobo y misógino, Bolsonaro es una figura controversial que, sin embargo, encontró apoyo en varias glorias futbolísticas, tales como Ronaldinho, Rivaldo y Cafú, por mencionar a algunos. Y otro que no ocultó su alegría por la elección fue Felipe Melo, jugador de Palmeiras de vasto prontuario disciplinario que estará el miércoles en la revancha entre el Verdao y Boca.

A River le tocará jugar el martes ante Gremio en Porto Alegre, capital del estado de Río Grande do Sul, donde Bolsonaro arrasó con más del 63% de los votos. En tanto, Boca irá a medirse ante Palmeiras, el equipo del futuro presidente, a San Pablo, donde llegó nada menos que al 67%. Dos estados con una clara tendencia derechista, que le dieron la espalda al Partido de los Trabajadores.

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